Acudí al médico un 11 de noviembre. En ese momento, la doctora le dijo a mi madre que si podía permanecer fuera unos segundos. Imaginaos la cara de la niña de seis años que permaneció dentro de la consulta… no sabía por qué motivo había dicho eso la doctora... fue extraño porque nunca me habían dicho algo así las veces que había ido al médico. Al salir de la consulta mi madre me dijo que nos íbamos a La Fe. Yo no entendía nada, estaba rodeada de un mar de dudas ya que, por la cara que mostraba mi madre, no debía ser nada bueno.
La miré y le pregunté: “Què passa, mami?”. Me dijo que me habían detectado una enfermedad que me impedía comer azúcar y que me iban a ingresar. Al escuchar eso me tranquilicé, pensé que no era nada malo; total, no solía comer "marranadas", no era una niña golosa.

Cuando llegué al colegio todos mis compañeros me preguntaban qué me había pasado y yo les decía lo que me dijo mi madre en aquel momento: “No puc menjar sucre i me punxe”. Recuerdo que no había día en que no le dijese a alguna persona: “No puc menjar” y esta no entendiese el por qué, y ahí estaba yo, haciendo la explicación de lo que me sucedía.
Bien, llevo ya 12 años siendo una persona diabética y cuando lo pienso parece que fue ayer cuando me lo diagnosticaron. Sé que será mi compañera durante toda mi vida, que me va a acompañar siempre y lo acepto. Acepto la condición de cuidar de ella, pues cuidando de ella me cuido a mí misma, y eso es lo principal.
La diabetes forma parte de mi vida y me tocó a mí como le puede tocar a cualquier otra persona, pero esto no supone ningún obstáculo en mi vida, para nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario