Héroes de la batalla

Personas; personas.
Andantes, caminantes de la vida y del dolor, vividores del sentido y del temor. Cruzamos por las calles de la ciudad como si nadie lo hubiese hecho jamás; cada rincón está descubierto ya, tan solo dirigimos nuestros andares hacia los aires respirados desde siglos atrás. Un mundo, cientos de recovecos anteriormente saboreados y descubiertos por enigmáticos seres llamados humanos. Quizás esté todo descubierto ya, aunque me atrevería a decir que quedan mundos por descubrir, y es que hay infinitos más grandes dentro de otros infinitos, y es que cada uno es un mundo, cada uno es su mundo. Nos es tan fácil criticar que no nos privamos del sencillo placer de hacerlo, pero a la vez tampoco nos permitimos tan siquiera ni pararnos a pensar por tan solo un instante ante qué y quién nos metemos, nos pasa por alto lo que haya o esté viviendo, lo que haya sufrido o en el pozo en el que quizás esté sumergido. Sin darnos cuenta o simplemente sin querer dárnosla, criticamos a miles de héroes; héroe de la batalla, de su batalla, de su vida. Las críticas quedan independientemente distantes en cuanto a la realidad interna de las personas. Cada uno con su vida, cada uno con sus lágrimas guardadas bajo llave en el ático del alma. ¿Para qué un desasosiego pudiendo hacer de ellas una metáfora? Metáfora es <<colocarse el arma asesina entre los dientes, pero sin concederle el poder de matarte>> como diría el gran Augustus Waters al colocarse el cigarro entre sus labios; metáfora es dar paso a las opiniones sin concederles el poder de lastimarte. Cada uno de nosotros llevamos suficiente tiempo conviviendo con uno mismo como para saber lo que somos y dejamos de ser, por no decir toda una vida atrás (relativamente), así que se debería pensar más en quien sabemos que somos y no en quien dicen ser que somos. Sujetos ignorantes del mañana que esconden bajo piel eternas esencias, tal vez desaparezcas hoy, tal vez mañana, no te prives del gozo de vivir lo que se silencia en tus entrañas,  no tientes a la pérdida de todas las sentencias.


Arancha González Ferriol, alumna de 4ºESO

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